martes, 16 de febrero de 2016

No busques consejos

Y no lo digo por negativa , por soberbia o por autosuficiente,  por no creer en la amistad, o en la familia o en la gente que nos banca o nos apoya, sino simplemente porque los consejos que nos pueden dar se basan en el observador que está siendo el otro en ese momento ; cargado de todas sus subjetividades que generalmente poco tienen que ver con las nuestras.

Hasta qué punto pueden realmente ponerse en nuestro lugar?  Necesitamos de  verdad pedir  consejos?? Prestamos atención cuando nos los brindan? Hacemos caso de los mismos? Para qué los pedimos?

Yo creo sinceramente que es una manera de alivianar el peso o la responsabilidad de hacerse cargo del problema, la situación o  hasta de nuestra propia vida.  Si le buscamos el lado más cómodo o más mezquino, pedir consejo nos da la tranquilidad que tendremos a quién echarle la culpa si las cosas no salen como queríamos.

Ahora bien, convengamos que no es la mejor forma de andar por el mundo, la de andar distribuyendo culpas por ahí.

Porque una cosa es compartir con alguien nuestras dudas o inquietudes, pedir prestada una oreja que nos escuche y que nos permita escucharnos a nosotros mismos cuando hablamos y otra muy distinta es asumir el mando absoluto en el barco de nuestra vida. Si nos detenemos a pensar un momento, y podemos mirarnos hacia adentro, seguramente encontraremos las respuestas que buscamos.

Nadie mejor que nosotros sabe qué queremos o qué no queremos. Qué tormentas preferimos enfrentar, cuáles esquivar, o simplemente, esperar hasta que aclare.

Para mí se resume en dos palabras:  Hacerse cargo .  Y no es una pavada o un tema menor. Hacerse cargo de verdad, de lo bueno y lo malo, de los aciertos y los errores, de las alegrías y de las tristezas, de los juicios que emitimos y de cómo procesamos aquellos que escuchamos de nosotros. De qué decisión tomamos o cuál dejamos de tomar. De que tenemos mucho miedo, pero aún así decidimos enfrentarlo y seguir para adelante... De que a lo mejor un día retrocedimos veinte pasos...

No importa... Hacernos cargo hace que nos quedemos sin excusas, pero nos produce un efecto absolutamente liberador. Porque poner excusas, en definitiva, es dar explicaciones, y una vez que asumimos el mando de nuestra vida sabemos que no solamente no sirven de nada, sino que a los demás no les interesan en absoluto.

Así que te invito, amig@ que me estás leyendo, que comiences a practicarlo. Que pases de ser víctima a protagonista de tu propia historia. Que la disfrutes mucho, mucho mientras la vivís porque es única, irrepetible y, fundamentalmente: tuya.


Related Articles

0 comentarios:

Publicar un comentario