jueves, 9 de marzo de 2017

¿Queda mal no estar bien?

       Pregunto desde la más absoluta inocencia...¿Queda mal no estar bien? Pasando una mirada rapidita por las distintas redes sociales que frecuento, veo que hay solamente dos o tres categorías de publicaciones según queramos mostrar qué bien o qué mal la estamos pasando. 
       Las de felicidad son: nacimientos, casamientos, viajes, graduaciones, festejos varios, logros deportivos, etc., con su correspondiente foto y muuuuuuchos comentarios de gente que se alegra (algunas de verdad y otras no tanto).
       Las de malestar, en cambio, están limitadas prácticamente a dos categorías a saber:
1- Los duelos por cualquier tipo de pérdida o ruptura (familiares, amigos, mascotas, parejas, etc.) 
2- La queja: contra el gobierno, los empresarios, los empleados, los infieles, los malos amigos, los desagradecidos...los otros. 
       Creo que nunca leí algún posteo de alguien contando o haciéndose cargo de aquello que había hecho mal: la culpa siempre es del otro. 
       
        No está mal ser usuario de las redes sociales (de hecho yo las uso y mucho) y querer compartir todo lo bueno que nos pasa y descargar nuestra furia contra el resto de la humanidad que hace las cosas mal (nunca nosotros mismos)...lo peligroso es confundir eso con la vida real. Lo que sucede en las redes es sólo una parte...
        Es lindo compartir y mostrar lo bueno que nos acontece y las cosas que nos hacen felices; recibir y enviar muchísimos mensajes positivos, nutrirse de la buena onda que nos llega a través de ellas. Aquello que nunca debemos perder de vista es que hay otro lado, otra cara de la misma moneda que también somos nosotros. Hay días que no estamos óptimos, que nos levantamos torcidos porque no dormimos bien, o tenemos mal humor porque nos duele la uña o nos dimos cuenta que tomamos una decisión pésima, que le erramos de medio a medio y que lamentablemente no podemos volver atrás.
        Si compartiéramos esto en las redes sociales, nos llovería una catarata sin fin de consejos de cómo hacer para ponernos bien de inmediato. Cada uno de ellos lleno de buenas intenciones y muchos otros con miedo a que el malestar pueda ser contagioso.
        Sin embargo, no está mal sentirse mal, o triste, o con desasosiego o que perdimos el rumbo y no sabemos para dónde arrancar...Generalmente ese malestar es el que nos permite replantearnos qué estamos haciendo, si es lo que verdaderamente queremos para nosotros; nos permite observar desde un lugar menos vertiginoso y decidir qué camino tomar, nos permite ir para adentro, y encontrarnos a nosotros mismos.
         Lo fundamental, creo yo, es aceptarlo y respetarlo: si vemos mal a otro, no lo aconsejemos por defecto, en todo caso preguntémosle qué necesita y cómo podemos ayudarlo; y si los que pasamos el mal momento somos nosotros hagamos lo mismo. De nada sirve aturdirse llenando momentos con lo que venga (cosas o gente). Sepamos decir NO a aquellos consejos que no pedimos y solicitar ayuda si lo creemos necesario. 
         No queda mal no estar bien, nos pasa absolutamente a todos en distintos momentos de la vida.
No tengamos, entonces, vergüenza de mostrarnos vulnerables. 

      


jueves, 9 de febrero de 2017

Basta para mí


           Estoy harta. Me cansé. Basta para mí de lo "políticamente correcto." Basta de querer complacer a todo el mundo. Es un desgaste tremendo, mental y físico (a la larga el cuerpo lo siente también): las contracturas a nivel del trapecio están a la orden del día, representando el mundo que nos cargamos a la espalda.
           Lo más tragicómico del caso es que ¡¡¡¡ NADIE NOS LO PIDIÓ!!!!!!. Es decir, vamos llevando los sufrimientos y alegrías de las personas que nos rodean a la rastra solamente por agradar, para que no dejen de querernos, de gauchitos que somos, no más. y lo más terrible de todo es que terminamos echándoselo en cara, como si los demás fueran responsables de nuestras decisiones.
           Hace un tiempo que no publicaba por aquí, justamente porque me parecía que no tenía un tema que fuera interesante para los demás, más allá de mi enojo de a ratos con la vida y el mundo que me rodean - que gracias a Dios y a tantos años de terapia me dura muy poco - y comienzo a mirar alrededor y a agradecer por tanto que la vida me dió y me sigue dando.
           Como cada vez que posteo algo, cuando comienzo a escribir parece que las palabras quisieran salir todas juntas, me da la sensación de que mi frente (que es donde yo creo que se guardan mis ideas, jejeje) es un embudo y allí se van peleando para salir primero y a veces se me van mezclando los conceptos y no termino siendo clara como me gustaría.
           Resumiendo, me encanta lo que he publicado hasta ahora. Ha salido desde lo más profundo de mi corazón y representa el proceso que estoy viviendo de hace un tiempo a esta parte. Releyendo alguna de las entradas veo que todo gira sobre lo mismo: hacer el trabajo interno, modificar lo que no nos gusta de nosotros y ver cómo lo ponemos en el mundo. El problema es que solemos caer en viejos vicios como lo que expliqué al principio de querer complacer a todos u otras veces, la vida misma nos pega un par de cachetazos de esos que nos hacen dar una vuelta completa sobre nuestro eje y sentimos que retrocedimos otra vez a cero: y sí...probablemente hayamos vuelto atrás a ser las víctimas que fuimos.
           Ahora bien, no recuerdo en qué poema alguien dice: "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos": y eso también es cierto; no podemos ignorar el camino que recorrimos y todo lo que fuimos aprendiendo durante el viaje. Lo que sí tenemos que decidir es qué vamos a hacer con eso. Si volvemos a cero:  ¿nos quedamos ahí o arrancamos otra vez? ¿Nos rendimos o seguimos construyendo una nueva realidad?
           Cuando puedo frenar, bajar un cambio, puedo ver la situación en su real dimensión y darle la perspectiva correcta. Mientras iba escribiendo, se fue suavizando en mí esa sensación de hartazgo que tenía, de ganas de salir corriendo...Es más, hasta había  pensado despedirme del blog y no publicar más porque sentía que no lo estaba haciendo bien, que no estaba resultando como yo quería. Ahora veo que puedo a lo mejor darle una vuelta de tuerca. Que puedo cambiar y llevarlo hacia un lado no tan formal, tan de "señorita maestra" dando sus lecciones, sino algo más dinámico, más de "a mí me pasa lo mismo que a Ud." y ver cómo resulta, cómo me siento al hacerlo y si puedo ayudar a alguien con ello.
           Así que, amigo/a que me estás leyendo, me gustaría que interactuáramos un poco más, que me digas qué te parece, que lo compartas si te gusta, que me ayudes a continuar por este camino que es el que quiero transitar. Ayudame a que la declaración de "Basta para mí" sea para evolucionar y no para volver a cometer los mismos errores.
           Gracias!!!!!